Pues duele perder en el último momento. En ese en el que parece que estás subiendo ya un puntito de oro a tu casillero. En ese en el que empiezas a disfrutar de un resultado que muchos no soñaban pero que el equipo había peleado durante los 94 minutos anteriores.
Porque es cierto que fue un partido para pelear. No en vano el Marbella no había perdido en casa y quería seguir encaramado a lo más alto de la tabla. Los de Fran Beltrán tuvieron a Aitor Puñal a su verdadero ‘idem’. En la primera mitad fue el protagonista de las mejores ocasiones locales.
Los mineros tuvieron también algún acercamiento interesante en la primera mitad, pero en la segunda tocó remar. Capear el temporal de la mejor forma posible. Un bloque bajo de manual que a punto estuvo de salir bien, hasta que en el minutos 94, un remate de cabeza de Aitor Puñal abría el marcador sin tiempo ya para la reacción.
Tocó rehacer esta crónica. Las caras de alegría se tornaron en tristeza y la maleta vino sin un punto que habíamos merecido y que se escapó en el añadido.