Con el corazón encogido por lo sucedido en Murcia empezamos esta crónica. De la misma forma que empezaba el partido en el Municipal, consternados por el drama de vidas que se van cuando no debían irse.
Pero una vez dijo Valdano que el fútbol era lo más importante de lo menos importante.
Y empezó el partido, que era importante tanto para nosotros como para el Vélez, con gol local. El joven Jorge voló sobre el área para subir el 1-0 al marcador.
El tempranero tanto parecía que iba a predecir un partido plácido, pero nada más lejos de la realidad. Los visitantes acusaron el gol pero se rehicieron y aunque es cierto que sin demasiado peligro, quisieron dar un paso adelante. Tuvo el 2-0 en el 35 David Franco con un zapatazo desde la frontal, pero el meta y el palo dejaron el partido con el solitario tanto inicial para el descanso.
El descanso le vino mejor al Vélez que a los nuestros. Un córner, un remate solitario del 9 y empate y a empezar a remar otra vez. Pero parecía que el campo se volcaba hacia nuestro campo. Vélez fue mejor y aunque sin demasiadas ocasiones parecía que estaba más cerca el 1-2 que el 2-1; y efetivamente en una ocasión visitante se pusieron por delante.
Tocó entonces arrebato el banquillo de Palomeque y acertó de pleno con los cambios. En el ’90 Mario, uno de los cambios hizo el empate desde los once metros; en el ’93 otro de los de refresco, Garci hacía saltar de alegría a la gente que en mayor número se acercó hoy al Municipal.
Una victoria para sonreír, para seguir creyendo y para sumar gente a la causa.
El domingo viajamos a Murcia, hermosa como siempre y triste como nunca hoy.
